La Concertación y la derecha, parecen estar colmadas de soluciones bien intencionadas para corregir los casi innumerables problemas que afectan a nuestro país. Sin embargo algo no cuadra en esta ecuación que me presentan y trato afanosamente de enteder cuál es aquella inconsistencia oculta, al menos para mi.
La derecha, respaldada por un multitudinario grupo de asesores dice que su gobierno trabaja para corregir todas las injusticias que arrastra nuestra sociedad. Pero sus análisis nunca explican el hecho de que el actual modelo de libre mercado le haya permitido acumular, en el curso de tan sólo 25 años, más de 1.000 millones de dólares (40 millones de dólares por año), en tanto que la gran mayoría de los chilenos sólo acrecentó sus deudas durante el mismo período de tiempo. Y mientras escucho sus propuestas no puedo dejar de preguntarme qué hará para diluir esa monstruosa acumulación, de la cual él mismo es un ejemplo vivo (aunque no único). O cómo evitará que ese fenómeno de concentración de la riqueza siga repitiéndose en el futuro, teniendo en cuenta que debe ser, casi sin lugar a dudas, una de las causas principales de la enorme desigualdad social que hoy nos aqueja.
Al otro lado la Concertación, sin tanta brillantez, nos amenaza con más Estado para acotar la acción perversa del mercado. Sin embargo no nos explica porqué fue incapaz de impedir que ese mismo Estado que ahora convoca con tanta convicción terminara cediéndole al mercado casi todas sus atribuciones durante los 20 años de gobierno de la Concertación. Tampoco nos dicen cómo harán para que el ejercicio público logre recuperar esa capacidad de gestión perdida. Es cierto que han tenido la habilidad de “estrujar” la débil institucionalidad estatal para llevar adelante los planes de protección social que les ha significado respiarar mínimamente. Pero a mi parecer, y por más populares que sean las escasas medidas favorables, se trata tan sólo de soluciones paliativas mínimas que benefician a un sector pequeño de la población pero que no alcanzan a cambiar radicalmente el status quo.
En suma, ninguna de las coaliciones se ha propuesto resolver de manera decidida la desigualdad sin atacar su causa principal, la concentración de la riqueza en unas pocas manos. La Concertación promete más Estado sin precisar lo que hará para sacar definitivamente a este instrumento de la actual impotencia operativa en la que fue hundido por los gobiernos de su propio sector. Promesas que jamás podrán cumplirse porque no van al verdadero origen de nuestros males. Como dice una antigua canción "promesas, promesas, promesas, tan solo promesas..."
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